jueves, 27 de noviembre de 2014

A TODO TREN



España se encuentra en una nefasta época ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Año 1998, Aznar se encuentra en el poder y da paso a la nueva ley de suelo. Esta ley proponía privatizar el mercado del suelo y fue acogida con entusiasmo por ayuntamientos y autonomías de todo signo político.


La fórmula de esta ley de suelo era simple: aumentamos el terreno urbanizable y convertimos el mercado del suelo en algo atractivo para inversores, esto conllevara un aumento de inversiones y el número de casas construidas aumentará. Resultado, más oferta y por lo tanto una caída del precio y los jóvenes podrán construir una vivienda.


Llega el año 2002 y el ritmo de la construcción no cesaba, ese mismo año sale la reformalaboral. Si reducimos los derechos laborales, se hará más atractiva la contratación, se invertirá más en personal y así se disminuirá el paro, el tan temido paro. Lo que acarreó un abandono, por parte de los jóvenes, de los estudios para trabajar en el próspero sector de la construcción.


La ley de suelo no tuvo el efecto que todos esperaban, al dispararse la demanda de vivienda, el precio de los pisos subió y eso, a su vez, disparó el precio del suelo ya que se basaba en función de los beneficios potenciales, por lo que se hinchó aún más el precio de la vivienda. Este margen de beneficios atrajo a muchos especuladores. El precio de la vivienda aumenta en tan solo cuatro años...


Llegamos al año 2005 en el que la burbuja inmobiliaria está desataba. España construía más viviendas que Francia, Alemania e Italia juntas. Gracias al motor de la construcción, la economía española estaba en su apogeo y todo el mundo hablaba de este milagro económico. Pero se aproximaba el temido aumento, cada vez mayor, del precio de la vivienda. Se había puesto por las nubes, el paro había bajado pero la vivienda había doblado su precio y los sueldos se habían congelado.



Bancos y cajas empezaron a rebajar exigencias para conceder créditos. Se dieron hipotecas a 40 años pensando que en el remoto caso de no poder pagarla, el precio de la vivienda no bajaría e incluso conseguir beneficios. Con un bajo sueldo te podías permitir vivir a todo tren.


En el año 2007 la deuda de familias, administraciones y empresas era descomunal, como la de las cajas con otras entidades financieras. El crecimiento solo existía a cambio de deuda y más deuda.



Estalla en 2008 la crisis, los bancos dejaron de prestar dinero y los inversores dejaron de comprar deuda. Como no se prestaba más dinero, el consumo se desplomó, se contrajo la economía y se empezaron a hacer despidos. Y a día de hoy, seguimos intentando resolver las consecuencias de vivir a todo tren.



Bernardo Sánchez y Jaime Ramos.

La España Franquista


En 1936, el general Franco es elegido jefe del nuevo Estado español por la junta de defensa nacional, desde ese momento sera el Generalísimo de los ejércitos, de tierra, mar y aire.

A finales de Julio comienza la Guerra Civil española que finalizará con la victoria de los nacionales, al mando de Franco el 1 de abril de 1939. Este fue el último parte de guerra: "En el día de hoy cautivo y desarmado el ejército rojo han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado."


1939, el Generalísimo preside el primer desfile de la victoria. Octubre de 1975 Franco recibe el último homenaje en la plaza de Oriente, fallece el 20 de Noviembre de ese mismo año; entre estos dos momentos median 36 años, los 36 años de la España de Franco.


Francisco Franco de Bahamonde, jefe del estado español, generalísimo de los ejércitos, caudillo de España tuvo todo el poder en sus manos para regir con su total voluntad la política, la economía, la moral, la religión y la ley. Ese poder los ejerció con firmeza absoluta con una dureza sin límites y con una total personalidad rígida. Fue amado, admirado y venerado por millones de españoles, pero también fue odiado por muchos desde el silencio y el terror. 


Franco comienza su mandato apoyado por tres fuertes pilares: la falange, el ejército y la Iglesia. El ejército siempre le fue fiel sobretodo la cúpula militar, aquellos que habían participado directamente en la guerra y que fueron los padres y educadores de las generaciones siguientes.


La Iglesia desde el principio estuvo al lado del movimiento, Franco fue profundamente católico, así lo subrayó en su testamento: " Españoles, al llegar para mi la hora de rendir la vida ante el altísimo y compadecer ante su apelable juicio pido a Dios que me coja en su presencia, porque quise vivir y morir como católico".


La economía de España durante este periodo fue llamado autarquía y describe un periodo de crisis económica casi permanente que sufrió España desde el final de la Guerra Civil hasta los años cincuenta, caracterizado por una larga y profunda depresión económica, que conllevó un grave deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos, el crecimiento de la miseria, el mercado negro y que supuso el retroceso más grave en los niveles de bienestar de la población en los últimos 150 años de historia. Las directrices de la política económica siguieron unas pautas de carácter autárquico, en un ambiente de aislamiento internacional.


La economía de España durante la era franquista se puede dividir en un primer periodo de autarquía y aislamiento que comprende los años que transcurren desde 1939, en que termina la Guerra Civil, hasta 1959 cuando se aprueba el plan nacional de Estabilización y que daría inicio al segundo periodo que se extendió desde entonces hasta la muerte de Franco en 1975. Este segundo periodo estuvo marcado por una mayor apertura comercial al exterior y un fortalecimiento del desarrollo.




Jaime Ramos y Bernardo Sánchez



viernes, 7 de noviembre de 2014

¿Cuál es el precio de que crucen nuestras fronteras?


Hoy en día, y en especial en los últimos meses, España ha sufrido un desorbitado proceso de inmigración el cual nadie sabe frenar. Muchos de ellos, por no decir la inmensa mayoría, pertenecen al grupo de inmigrantes ilegales, que arriesgan sus vidas para atravesar nuestras fronteras en busca de una vida mejor. A pesar de las medidas tomadas por el gobierno para frenar esta entrada masiva de personas a través del fortalecimiento de aduanas o medidas de seguridad en los puntos fronterizos, muchos de ellos logran su cometido.

Ahora bien, dejando a un lado la moral...¿Nos conviene económicamente que estas personas entren en "nuestro" país?



En el año 2013 el dinero destinado a la Secretaría General de Inmigración y Emigración baja en un 10,6 %, sin embargo 62,41 millones son destinados a los inmigrantes residentes en nuestro país, sin olvidarnos de los 12-15 que se destinan para el mantenimiento de los centros de acogida a refugiados (CAR) y los 9 millones para los solicitantes de asilo y refugiados.

También podemos hablar de las ayudas a la numerosa cifra de menores que llegan a España, que según la Administración General del Estado destina entorno a 4 millones de euros, además de los niños que nacen en territorio español y son reconocidos como ciudadanos españoles, a él  y a su madre. Teniendo esto como consecuencia gastos destinados a la ayuda del Estado para los ciudadanos españoles sin recursos.

A pesar de estas abrumadoras cifras no todos los datos son negativos. Según los informes del estado español, los inmigrantes residentes en España resultan beneficiosos para el Estado de Bienestar. Son capaces de darnos hasta tres veces lo que nosotros gastamos en ellos. Sin olvidar que aunque representan el 11-13% solo reciben 1% pensión. Por otro lado son ellos los que realizan los desprestigiados y mal pagados trabajos que los nacionales no aceptan, aunque también es cierto que muchos de esos trabajos forman parte de la economía sumergida.

Por lo tanto, ¿Traen todos los inmigrantes beneficios para el estado español? Realmente la entrada de inmigrantes legales resulta positiva para las arcas de nuestra nación, como hemos explicado anteriormente, sin embargo, no son tan convenientes la llegada de esas personas que entran en nuestro país de manera irregular. 


Jaime Ramos y Bernardo Sánchez.